La persona que ha estudiado música sabe el esfuerzo que ello significa pero su cerebro le da las gracias porque ha mejorado en funcionalidad.
Por tanto, podemos añadir un motivo más al estudio de la música, ya que en ningún momento se ha perdido el tiempo a pesar de que posteriormente no se dedique a la música profesional.
Los anteriores argumentos apoyan a las investigaciones que han demostrado reiteradamente que los estudios musicales tienen influencia cerebral; pero en "elmundo.es", en su artículo titulado "Aprender música de niño ayuda al cerebro del adulto", refiere que son muchas las investigaciones que demuestran que la música afecta al cerebro que, según las investigaciones en la Universidad de Northwestern de EE.UU enfocadas en ver que es lo que pasa en aquellos niños que antes tocaron un instrumento musical durante algunos años y posteriormente lo abandonaron y así mismo ver si esos años fueron perdidos. Para ello compararon a estudiantes de entre 18 y 31 años que habían cursado estudios musicales durante unos cinco años, otros once años, con otros que no tenían formación musical alguna, y tras medidas de estimulación cerebral llegaron a la conclusión de que los estudiantes que habían estudiado unos años las respuestas cerebrales eran mejores a los sonidos más complejos que los que no habían tenido ningún contacto con estudios de música y lo importante es que tu oído musical depende de la experiencia que hayas tenido anteriormente y la influencia posterior en otras funciones como pueden ser la ejecutiva, la perceptiva y más eficacia en las herramientas de comunicación, por lo qué el entrenamiento musical en el colegio o en las escuelas de música sería un inversión a tener en cuenta.
He extraido un comentario sobre éste artículo, cuyo autor, Ramón Rodrísguez, dice:
"De niño estudié guitarra clásica durante más de cinco años, y tuve que dejarlo (con mucha pena) al ir a la Universidad. En mi humilde opinión lo más valioso que me ha dejado ese aprendizaje no es un entrenamiento del oido y de la coordinación manual (que es obvio que hay), sino la capacidad de realizar un esfuerzo y sacfrificio continuado y sistemático para conseguir avanzar pequeños pasos en un largo camino del que no se ve el final. Creo que cuando la música es una asignatura "de colegio", no se le dedica el mismo esfuerzo, y pierde la mayor parte de su valor."
Por último, la investigadora y Neurobióloga de la Univesidad antes mencionada, Nina Kraus, manifiesta (op.cit): "Esperamos que estos datos, junto con lo descubierto en investigaciones anteriores, se apliquen en estrategias educativas. Creo que es fundamental que la música sea una asignatura más del colegio".
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